
Tradicionalmente todos los proyectos administrados por la oligarquía o por empresas extranjeras no han representado sino beneficios m4rginal3s para las comunidades en las que lleva a cabo sus actividades.
Así por ejemplo, donde hay parques eólicos éstos no producen energía barata para la localidad, sino para empresas como Bimbo, OXXO, Walmart o Kimberly Clark.
La comunidad local se tiene que conformar con que donen un aula, unos cuadernos, unos balones para que hagan deporte, y con que traten como ciudadanos de segunda a los dueños de los predios donde instalan sus generadores, a quienes les pagan poco de renta y cuando quieren, además de impedir que en esos terrenos puedan sembrar algo.

En los estados del sureste, donde se ubican los proyectos de infraestructura más importantes del gobierno federal, se corre el r!esg0 de que los beneficios que generen para empresas privadas tengan la misma suerte de los que hoy son administrados por ellos, y las comunidades de esos estados ya podrían ir despidiéndose de la mayor proporción de la derrama económica que puedan producir.
Si bien es cierto que la administración y operación de estos proyectos estará a cargo de la Secretaría de la Defensa y de la de Marina, lo cual asegura que los beneficios se canalicen en forma adecuada hacia lo que realmente hace falta, las empresas que se instalen en torno a ellos, y que van a ser muchas y de todas partes, se verán obligadas a importar mano de obra calificada, productos y servicios que las comunidades locales no sean capaces de proporcionarles.
Salvo por la plataforma de gobierno presentada por el Diputado Benjamín Robles para encabezar el gobierno de Oaxaca a partir del año que viene, parece que ninguna otra contempla la necesidad de reorientar los planes de estudios en las escuelas y universidades de los estados y las regiones, a fin de que los estudiantes y adultos jóvenes se capaciten en las disciplinas que van a requerir para trabajar en empresas ligadas a estos proyectos.

De la misma importancia que tiene la reorientación de los planes de estudios es contar con programas de capacitación, financiamiento e impulso a las pequeñas y medianas empresas existentes, para que puedan prepararse en la producción de los bienes y servicios que demandarán no solamente las empresas que se instalen alrededor de los proyectos, sino los consumidores, visitantes y turistas que serán atraídos en grandes cantidades a partir de las operaciones de ellos.